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Hace unos meses un amigo me explicó que su mujer siempre lleva en su bolso un pequeño neceser con medicamentos “de urgencia”. Para ella no pueden faltar la aspirina. Mi amigo se preguntaba cómo habrían hecho en épocas ya pasadas y lejanas para aliviar los dolores de cabeza, los musculares y articulares… Yo le conté los beneficios de la aspirina, también los efectos adversos (ataque directo al estómago) y cuando llegué a casa quise investigar un poquito más sobre la historia de la aspirina. Esto fue lo que descubrí:
Los dolores de cabeza, los dolores musculares y articulares no son ni mucho menos males propios de nuestra época. El ser humano los padece desde que es ser humano. Desde tiempos inmemoriales se utiliza la corteza del sauce blanco para tratar el dolor y la fiebre; el padre de la medicina moderna, Hipócrates, dejó registros históricos de su uso allá por el siglo V a.C. Fue a principios del siglo XIX cuando los científicos descubrieron que lo que realmente aliviaba el dolor era el compuesto de las plantas del sauce llamado salicina. Después de varias investigaciones y procesos, en 1838 un químico italiano logró dar con el compuesto al que hoy llamamos ácido salicílico.
Sin embargo, éste ácido atacaba al estómago y, por tanto, se buscaba cómo disminuir ese efecto adverso. Así, en 1853 el químico francés Gerhdart consiguió neutralizar el ácido salicílico, regulándolo con sodio y cloruro de acetilo, creando el ácido acetilsalicílico. Casi 50 años más tarde, un empleado de la casa alemana Bayer, redescubrió la fórmula del francés: consiguió sintetizar el ácido acetilsalicílico con gran pureza y se lo dió a su padre, que padecía de artitris. Viendo que la fórmula daba resultado propuso a la empresa comercializar el “nuevo medicamento maravilloso“. Desde su comercialización en 1915, se han vendido más de 350 billones de comprimidos y se calcula que el consumo diario es de unos 100 millones de aspirinas !!!
EL DATO CURIOSO: En el año 2008, el 85% de la producción mundial de ácido acetilsalicílico se realiza en Langreo (Asturias), en una planta química de la empresa multinacional Bayer. Desde allí se envía a diferentes partes del mundo donde se preparan los comprimidos y diferentes formas farmacéuticas en las que se vende Aspirina.