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Se trata de una medida en la que venía insistiendo desde hace tiempo buena parte de la profesión farmacéutica y sus entidades representativas como una de las herramientas para la detección precoz de casos y, por ende, el mejor control y lucha contra la pandemia. No obstante, por los plazos ligados a la tramitación de un real decreto, esta medida no entraría en vigor, en el mejor de los casos, hasta finales de mayo o principios de junio. De momento, este futuro real decreto se encuentra en fase de audiencia pública hasta el 13 de mayo. El volumen de aportaciones que se realicen, así como el tiempo empleado en su estudio y posible toma en consideración en el texto, será clave para definir las previsiones.
Así las cosas, las primeras valoraciones pueden apoyarse en el refranero popular. Dentro de una tónica general de satisfacción, para los que quieran ver el vaso medio lleno el paso dado ahora por Sanidad puede ser valorado como “nunca es tarde”. Para los que opten por ver el vaso medio vacío, bien puedan hacer uso del “a buenas horas…”. Cabe recordar que, junto a la profesión, también administraciones regionales como el Gobierno de Comunidad de Madrid venían reclamando que se facilitase la venta de test COVID en las farmacias. Asimismo, en el Congreso y Cámaras regionales se han llevado a cabo diversas iniciativas parlamentarias en el mismo sentido, aunque sin recorrido exitoso.
También ha valorado muy positivamente esta medida Jaume Pey, director de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp). Esta iniciativa, ha señalado, “se ajusta a las necesidades actuales de la sociedad y pone en valor la contribución que pueden realizar al seguimiento y control de la pandemia”. Al mismo tiempo, ha explicado, “desde la asociación se considera que esta autorización puede ser un primer paso para que otros productos de Self Test puedan conseguir este mismo tratamiento”.
El aún anteproyecto recuerda que las pruebas rápidas “se han considerado una herramienta de diagnóstico útil para conseguir el objetivo de ampliar la capacidad diagnóstica de la COVID-19”. Y justifica que, ahora que “han empezado a comercializarse en Europa pruebas rápidas de antígenos de autodiagnóstico”, la disponibilidad de estos productos “permitirá a la población general la realización de las pruebas sin la intervención de un profesional sanitario, lo que por un lado reducirá en cierta medida la presión asistencial de los centros sanitarios y permitirá la identificación rápida de sospechas de casos positivos”.
Venta libre de test COVID…Y con publicidad
Es por ello que —justifica el Ministerio de Sanidad— resulta preciso “establecer medidas extraordinarias con el fin de facilitar el acceso a la realización de pruebas de autodiagnóstico para la COVID-19 y, teniendo en cuenta que la exigencia de prescripción para la venta al público de estos productos constituiría una importante barrera para su uso, es conveniente incluirlos entre los productos de autodiagnóstico exceptuados de la necesidad de prescripción para su adquisición en farmacias”.
Igualmente, junto a su libre adquisición en farmacias sin necesidad de prescripción, el Ministerio de Sanidad permitirá la publicidad de estos test dirigida al público “para favorecer el conocimiento de la existencia de esta prueba”, indica el texto.
Con la tramitación de este decreto y la próxima venta libre de test de audiagnóstico en farmacias, España se alinea con buena parte del espectro internacional, donde son ya muchos los países que facilitan el libre acceso de la población a estas pruebas. Bien sea a través exclusivamente de las farmacias —nivel del que no quiere pasar España, de momento— o en otros establecimientos.